Bye bye fetichismo de la delgadez ¡Mujeres reales, mujeres sanas!
No es un secreto que los cánones de belleza han ido cambiando a lo largo de la historia. Antes se veneraban las curvas y ahora las líneas rectas.
Empezamos creando esculturas y pinturas robustas para pasar a portadas de revista, fotografías y estrellas de cine con poco más de 50 kilos, el mundo cambia y con él nuestro ideal de mujer perfecta.
En los años 40 Hollywood brilla más que nunca y con él sus mujeres, se destaca lo femenino, se potencia lo sensual y con ello la figura femenina. Las “pin-ups” aparecen en pósteres, calendarios, aviones, tarjetas....las ciudades estaban inundadas de estas mujeres de cabello rizado, cintura estrecha pero con caderas y un imponente busto.
Pasamos a los años 50, Marilyn Monroe se corona como icono de la década y todas ansían sus caderas redondeadas y sus piernas largas y tonificadas.
Y he aquí la cuestión, ¿cómo hemos pasado de idolatrar las curvas a rechazarlas por completo?
Desde los años 90 “belleza” se convierte en sinónimo de delgadez, en sinónimo de ausencia de curvas. Se aspira a la perfección y la obsesión por conseguir esta solo trae consigo un ciclo vicioso de descontento, ansiedad y presión. Se normaliza la cirugía estética, el Photoshop, las dietas, las horas incontables de gimnasio, la bulimia y la anorexia como medios para conseguir dicha imagen escuálida y poco saludable. 7 de cada 10 mujeres prefiere estar delgada a sana según un estudio realizado por la Universidad de Harvard.
Empiezan a aparecer tallas de niña en tiendas de adultos, modelos esqueléticas en pasarelas de marcas como Victoria Beckham o Prada. Los medios occidentales, una industria que mueve cifras millonarias, ha fomentado durante años un modelo de mujer que para triunfar debe estar delgada sí o sí. Se ponen de moda los huesos y el mundo recibe las noticias, tristemente, con los brazos abiertos.
Ahora estamos en el momento del cambio. Hemos abierto los ojos y queremos que en el mundo real, las mujeres reales, nos veamos representadas en pasarelas, anuncios y medios de comunicación. Jamie Brewer ha sido la primera modelo con síndrome de Down, Winnie Harlow primera modelo con vitíligo, Emme la primera modelo curvy y así muchas más primeras veces gracias a esta generación del cambio. Se prohíbe la utilización de modelos extremadamente delgadas y se penaliza con cárcel y consiguiéndose así pasarelas con más curvas que nunca.
Ya no queremos unas clavículas marcadas, ahora gracias a Kim Kardashian o a Ashley Graham las curvas vuelven a estar de moda y no solo eso, además se han dejado el ideal de perfección a un lado y se ha tomado “mi mejor yo” en su lugar. Un yo sano en cuerpo y mente que se acepta y quiere, que trabaja para ser la mejor versión de si mismo aceptándose siempre.
Los batidos verdes, el yoga, los blogs de salud inundan las redes y las mujeres reales salen a la calle con la cabeza bien alta porque ya no tienen que esconderse.